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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha designado al teniente general retirado Keith Kellogg como enviado especial para Ucrania y Rusia, en un esfuerzo por impulsar un acuerdo de paz que ponga fin al conflicto bélico iniciado tras la invasión rusa en 2022. Esta decisión, anunciada el 27 de noviembre de 2024, marca un cambio significativo en la política exterior estadounidense y plantea interrogantes sobre la dirección que tomará la administración de Trump en este delicado asunto internacional.
Kellogg, quien se desempeñó como jefe de gabinete del Consejo de Seguridad Nacional durante el primer mandato de Trump, ha elaborado un plan que sugiere condicionar la ayuda militar estadounidense a la aceptación de Ucrania de negociar con Rusia. Este plan, titulado “Estados Unidos primero, Rusia y Ucrania después”, fue desarrollado junto con Fred Fleitz y publicado por el America First Policy Institute en abril. La implicación de esta propuesta ha generado preocupación en Ucrania, donde se teme que tal condición pueda consolidar las ganancias territoriales rusas y legitimar la anexión de regiones ucranianas ocupadas.
Trump ha elogiado la “distinguida carrera militar y empresarial” de Kellogg, afirmando que su experiencia será crucial para manejar los complejos temas de seguridad nacional. El expresidente ha expresado su confianza en que podría negociar un acuerdo de paz en 24 horas, aunque no ha ofrecido detalles específicos sobre cómo podría lograrse este objetivo. Esta afirmación ha sido recibida con escepticismo, dada la complejidad del conflicto y las tensiones existentes entre Rusia y Ucrania.
A diferencia de la administración saliente de Joe Biden, que ha enfatizado el apoyo militar y las sanciones como herramientas clave para ayudar a Ucrania, Trump ha cuestionado este enfoque. La designación de Kellogg sugiere una preferencia por soluciones rápidas y menos convencionales, lo que podría redefinir las dinámicas del conflicto y las relaciones internacionales en una región ya volátil.
Mientras Trump y Kellogg avanzan con su estrategia, el futuro de Ucrania en el escenario internacional queda en la cuerda floja. Las preocupaciones sobre la seguridad territorial de Ucrania y la integridad de sus fronteras son más relevantes que nunca, y el impacto de esta nueva dirección en la política estadounidense podría tener repercusiones duraderas en la estabilidad de Europa del Este.
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