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La detención de Ismael “El Mayo” Zambada García y Joaquín Guzmán López, líderes del poderoso Cártel de Sinaloa, representa un duro golpe al narcotráfico internacional. Según el director del FBI, Christopher Wray, este logro fue posible “gracias a la fortaleza de sus asociaciones y a la misión de mantener seguros a los estadounidenses”.
Zambada y Guzmán López, quien es hijo del anteriormente detenido “El Chapo” Guzmán, fueron arrestados el 25 de julio de 2024 en El Paso, Texas. Enfrentan múltiples cargos en Estados Unidos por liderar las operaciones criminales del Cártel, incluidas sus letales redes de fabricación y tráfico de fentanilo.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha destacado que el fentanilo es “la amenaza de drogas más letal” que el país ha enfrentado. Con la captura de estos dos peligrosos líderes, se espera que se reduzca significativamente el flujo de esta mortal droga a las comunidades estadounidenses.
Además de Zambada y Guzmán López, las autoridades también han detenido a otros líderes y asociados clave del Cártel de Sinaloa, como Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de “El Chapo”, y Néstor Isidro Pérez Salas, presunto sicario principal de la organización.
Estas detenciones son el resultado de años de inteligencia y seguimiento constante, lo que demuestra la determinación de las agencias de seguridad estadounidenses por desmantelar por completo las operaciones de este peligroso cártel, que ha causado estragos tanto en México como en Estados Unidos.
