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El gobierno mexicano ha anunciado un aumento del 12% al salario mínimo, que entrará en vigor el 1° de enero de 2025, elevando la cifra diaria a 278.88 pesos, lo que se traduce en 8,364 pesos mensuales. Esta decisión fue revelada por Marath Bolaños, titular de la Secretaría de Trabajo, durante la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, resaltando que el incremento fue acordado de manera unánime por el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami).
Este aumento representa un cambio significativo respecto a los 248.93 pesos diarios que se perciben actualmente, lo que implica un avance en la política salarial implementada durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador. En la Zona Libre de la Frontera Norte, el salario mínimo también se ajustará en un 12%, alcanzando los 419.88 pesos diarios o 12,596 pesos mensuales, un notable incremento frente a los 374.89 pesos diarios de 2024.
Bolaños caracterizó este ajuste como un logro colectivo, fruto de la colaboración entre trabajadores, empresas y el gobierno. No obstante, este aumento se presenta en un contexto donde la inflación sigue afectando el poder adquisitivo de los mexicanos, generando interrogantes sobre si esta medida será suficiente para mejorar las condiciones económicas de los trabajadores en un entorno de creciente costo de vida.
El secretario de Trabajo también vinculó el aumento a un compromiso del gobierno para que el salario mínimo alcance el equivalente a 2.5 canastas básicas, lo cual es una meta ambiciosa, considerando que muchas familias aún luchan por cubrir sus necesidades básicas. Con datos que apuntan a un incremento en los precios de productos esenciales, la efectividad de este ajuste salarial se pone en duda, especialmente si la inflación no muestra signos de desaceleración.
A medida que se acerca la implementación de este aumento, la atención se centra en cómo afectará la economía de los hogares mexicanos y si realmente contribuirá a mejorar la calidad de vida de los trabajadores. La expectativa es que este ajuste no solo sea un número en un papel, sino que se traduzca en un cambio tangible en la realidad económica del país.
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