El Caribe mexicano enfrenta hoy dos desafíos que amenazan su imagen y su economía: uno es natural, el otro es resultado de decisiones de gestión. Hablamos del sargazo y del controvertido cobro del Visitax. Ambos exigen respuestas claras, profesionales y coordinadas. No hay más espacio para la improvisación.
1. Visitax: un cobro confuso, con alto costo reputacional
El Visitax ha resultado más perjudicial para la percepción del destino que útil en términos de ingresos. El problema no es solo que exista, sino cómo se aplica: con desinformación y amenazas falsas —que si no se paga, el turista no podrá salir del país; que se vincula al pasaporte o que podría tener problemas al regresar—. Todo eso es falso. No pagar el Visitax no tiene ninguna consecuencia legal o migratoria. El visitante puede salir y regresar sin contratiempos.
En turismo, la confianza lo es todo. Tratar al viajero como una “billetera obligada” rompe esa confianza y daña tanto la relación con el turista como la reputación del destino. Antes de incluir este cobro en la Ley de Ingresos 2026, es indispensable evaluar seriamente si sus beneficios superan el daño que genera. Hasta ahora, todo indica que no lo hacen.
2. Sargazo: solución estructural, no solo superficial
El sargazo es un fenómeno natural y estacional que suele presentarse de abril a septiembre. Pero no todas las playas lo sufren, ni todos los días. Destinos como Isla Mujeres, Cozumel, Holbox o Bacalar enfrentan un impacto mínimo, y el Caribe mexicano sigue ofreciendo mucho más que sol y playa: cultura, selva, cenotes, gastronomía e historia durante todo el año.
Aun así, la carga operativa y económica de la recolección recae principalmente en el sector hotelero, mientras los municipios cuentan con recursos de Zofemat y de los Derechos de Saneamiento Ambiental, que muchas veces no se aplican de manera eficaz ni oportuna.
En Tulum, desde 2021, el sector hotelero ha impulsado la creación de un fideicomiso para garantizar el uso transparente y eficiente de estos recursos. Con el respaldo de la Asociación de Hoteles de Tulum y la Riviera Maya, y el compromiso del presidente municipal Diego Castañón, confiamos en que este fideicomiso se concrete y entre en operación lo antes posible.
También es fundamental que:
- Se definan sitios de disposición final bien señalizados y con información clara.
- Se establezcan sitios de transferencia cerca de las zonas de recolección.
- Se mantengan limpias las playas públicas de alta afluencia.
Hay quienes han propuesto declarar una emergencia. Sería necesario analizar si realmente trae ventajas. Hoy ya no existe un FONDEN, pero sí podría crearse un fondo estatal para emergencias naturales, financiado con los pagos de derechos de cruceristas.
3. De la emergencia a la oportunidad: recolección en aguas someras
La solución de fondo no está en la playa, sino en el mar, donde el sargazo aún puede recolectarse antes de tocar tierra. El reciente reconocimiento del sargazo pelágico como recurso pesquero —impulsado por la Asociación de Hoteles y la organización The Seas We Love (TSWL)— representa un verdadero cambio de enfoque.
Iniciativas serias como esta, encabezadas por Toni Chaves e Ignacio Muñoz, abren la puerta a una valoración económica del sargazo, con usos como fertilizante, biocombustible, insumo agrícola e incluso materia prima para cosméticos y materiales sustentables.
Para que esta solución prospere, se requiere:
- Agilizar permisos y autorizaciones con volúmenes suficientes y tiempos razonables.
- Fomentar la colaboración público-privada.
- Convertir el sargazo en un activo económico para las comunidades y el medio ambiente.
Conclusión
El Visitax y el sargazo son dos frentes distintos, pero ambos tienen algo en común: están siendo mal gestionados y están costando más de lo que deberían.
En el caso del Visitax, se necesita recuperar la confianza del turista, eliminando las amenazas falsas y replanteando su viabilidad. En el caso del sargazo, debemos dejar atrás las soluciones parciales y avanzar hacia una estrategia integral, basada en ciencia, tecnología, transparencia y cooperación.
El Caribe mexicano puede seguir siendo líder mundial. Pero para eso, debemos pasar del parche a la política pública, del “cóbrese como sea” a la transparencia, y del “limpiemos la orilla” a una economía circular real. Así se honra al turista, al medioambiente y al futuro de nuestro destino.










